En un despacho en vivo de TNT Sports con Christiane Endler, los periodistas le preguntaron a la capitana de La Roja por Kylian Mbappé y Neymar Jr. Las chambonadas de este tipo suelen estar a la orden del día. Quizás producto del desconocimiento más que del afán obsesivo de los medios de acercar, como sea, el fútbol de mujeres hacia el de hombres.
Kylian Mbappé. Súper bueno, jugadorazo, seco… Listo, ¡chao!, es todo lo que tengo que decir sobre Mbappé.
La Roja está, hoy viernes 9 de abril de 2021, a 24 horas de jugar uno de los partidos más importantes de su historia. Camerún, el subcampeón del preolímpico africano es el rival que separa a Chile de los boletos a Tokio. Momento crucial y, en un despliegue pocas veces visto, ayer un canal de TV logró un contacto en vivo de 20 minutos con la capitana de la Selección, Christiane Endler…
Soberbio, en realidad. El programa era una delicia. Estaba destinado a ser Nadia Com?neci en Montreal ’76; derechito al “Perfect 10”. En una primera parte llena de fútbol, la periodista a cargo realizaba interesantísimas preguntas a la arquera sobre cómo detener el juego potente de las africanas, sobre los planes tácticos de La Roja y, en general, sobre cómo se vivían estas horas tan llenas de tensión, de cara a un momento único.
Luego, el contacto en vivo derivó, como era de esperar, a contenidos un poco más light y no tan específicos respecto de los partidos. Obvio, 20 minutos de análisis circumbirúmbicos, sobreesdrújulos y pluscuanperfectos pueden llevar al tedio, así que bien, no hay drama con el “cambio de ritmo”. Hasta que llegó el minuto fatal… Sin anestesia, sin previo aviso, sin nada que augurara tal afrenta, apareció la pregunta que todo lo arruinó: “Vas a entrenar, te estás poniendo los guantes, y pasa Mbappé, pasa Neymar y pasa Marquinhos, las grandes figuras del París Saint Germain”.
La declaración es de una insolencia máxima. O sea, “ellos”… Ellos son las grandes figuras; ustedes, equipo de segunda clase, no. Tú eres la mejor del mundo, pero las estrellas son otros. Formiga, tu compañera de equipo, ha jugado siete mundiales, más que cualquier otro terrícola sobre este planeta, pero filo, las estrellas son ellos. Ramona Bachman, otra integrante del plantel, en su momento fue el traspaso más caro en la historia del fútbol jugado por mujeres cuando llegó al Wolfsburgo, pero da lo mismo: ellos son los tarros con más duraznos y queremos saber de ellos…
Sinceramente, se trata de un insulto directo a toda la actividad. Quizás para ponerlo en perspectiva y sopesar realmente el nivel de atrevimiento que encapsula tal pregunta, es bueno llevarla a otros escenarios, extrafutbolísticos, de ficción todos. Veamos qué pasa.
- 1: En un simposio de gente de ciencias: “Oiga, Maria Salomea Sk?odowska-Curie, Madame Curie, ¿Qué siente usted al ver pasar a Albert Einstein, un gran científico?”
- 2: En la entrega de Premios Billboard: “Oiga, Madonna, ¿Qué le pasa cuando ve pasar a Michael Jackson, un grande de la música?”
- 3: En cualquier convención literaria: “Oiga, Gabriela Mistral, ¿cómo es estar ahí y que pase Pablo Neruda, un gran poeta?”
Sí. Así de ofensivo es. Exactamente así. Me gustaría exculpar al periodista que hizo la tan comentada consulta. Tengo toda la impresión que eso vino desde más arriba, desde la producción del programa, donde quizás algún encargado dijo “¿Dónde juega la tal Endler? Ah PSG, preguntémosle por Mbappé”. Que luego en las redes sociales del canal le hayan dado con bombos y platillos a esa parte de la entrevista como lo más destacado, vendría a ratificar que se trató de una decisión editorial.
No es algo nuevo, en todo caso. La práctica fue algo habitual, por ejemplo, durante la Copa América Femenina – Chile 2018, en que las chambonadas de este tipo estuvieron a la orden del día. Quizás producto del desconocimiento más que del afán obsesivo de los medios de acercar, como sea, el fútbol de mujeres hacia el de hombres.
Un clásico de todos los tiempos fue el titular de un medio de circulación nacional que no tuvo vergüenza en publicar “La ‘Alexis Sánchez’ que dejó a Chile con un pie en la ronda final de la Copa América”, en referencia a María José Rojas, segunda goleadora histórica de La Roja en ese entonces, quien había marcado el 1-0 en el partido ante Uruguay.
Pero hubo otras “joyas”: por ejemplo, el genio que despachó el siguiente comentario al aire: “Esta Geraldine Leyton es buena, porque usa la camiseta 17 de Gary Medel”. O el iluminado que, haciendo referencia a Thaisinha, la extraordinaria alera brasileña; mundialista y olímpica, y cuyo nombre completo es Thaís Duarte Guedes, no encontró nada mejor que espetar “¡Miren qué curioso!… Se llama Guedes, como Pablo Guede, el entrenador de Colo Colo”.
¡Basta! En serio, suficiente… Ya sé, acá viene el típico “es que es lo que la gente quiere saber”… ¡Patrañas! Somos un 5, un 10 o un 15 por ciento, qué se yo (y ese número día a día crece como la espuma), que nos apasiona el fútbol practicado por mujeres. Tenemos nuestras propias heroínas (Megan Rapinoe, Sam Kerr, Eugenie Le Sommer o quien fuere) y nuestras propias leyendas (Mia Hamm, Michelle Akers o Birgit Prinz).
Del otro 95, 90 u 85 por ciento, de seguro habrá un grupo que tiene interés en saber más, en adentrarse en este mundo y merece ser educado como corresponde por el líder de opinión. También estará ese porcentaje que es una causa perdida porque en la casa le enseñaron, como a buen macho recio, que “el fútbol es solo para hombres” y a ese segmento pocazo le va a importar lo que opine la mejor del mundo sobre Mbappé.
El fútbol jugado por hombres es fantástico. A todos nos gusta, y quienes veremos a La Roja el sábado y el martes, también hincharemos por Bravo, Alexis o Arturo, cuando les toque jugar a ellos. El apoyo será transversal y eso esperamos también para nuestras mujeres.
Entonces, paremos. No es necesario el recurso. Un consejo muy en buena onda: la próxima vez que haya un proceso sináptico tan agudo que tenga como resultado el desear preguntarle a Christiane Endler, una deportista consular del primer orden mundial, sobre Mbappé, seguir los siguientes pasos: conseguir un pliego de cartulina (papel de regalo, también sirve), cuidadosamente tomar a Mbappé, envolverlo con delicadeza hasta formar un lulo y hacer con él lo que se les plazca; pero no lo enchufen a la fuerza donde no tiene cabida…
Foto: Paris Saint-Germain
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[…] ¡Qué me importa Mbappé! […]
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