Contragolpe 
Celebramos la histórica clasificación de nuestras seleccionadas a las olimpiadas de Tokio y nos jactamos del progreso que ha tenido el fútbol femenino en el país, sin embargo, la cancha es aún dispareja. En Chile, las jugadoras de 17 clubes profesionales pertenecientes a la Primera B se encuentran sin acción desde octubre del 2019. La campaña “Que vuelva la B” surge como una medida desesperada desde las mismas protagonistas, quienes apuestan por su reivindicación.
*Esta nota fue escrita por Paula Méndez para el portal En Ascenso, y está siendo difundida con apoyo y autorización de su autora.
El 2019 fue el año del debut y de la despedida de la Primera B femenina; una nueva categoría que se desarrollaría en el fútbol nacional, la cual integraba a clubes de todo el país, pero que sin embargo fue suspendida tras el estallido social. Desde ahí, nunca más ha habido pronunciamiento alguno en torno al desarrollo de esta división. Hoy son las jugadoras del balompié nacional quienes, a través de la campaña “Que vuelva la B”, se unen y alzan la voz para que desde ya se comience a trabajar en su retorno.
Si bien las condiciones del fútbol femenino de la B antes de la pandemia no eran las óptimas, el contexto actual ha empeorado cualquier atisbo de superación y dignificación de la categoría y sus participantes. “Antes entrenábamos presencial tres veces a la semana en el estadio de la universidad, que nos daba la posibilidad de hacerlo ahí. Todos los materiales los costeaba el profe, él se las rebuscaba para que pudiéramos entrenar de mejor manera”, señalan desde Deportes Valdivia.
Por otro lado, desde Rangers son aún más categóricas y describen su situación previa a la pandemia como deficiente. Esto, comenzando porque desde el club no les brindaban siquiera un espacio para poder entrenar. Y era el DT quien debía “intentar conseguirse una cancha” cada vez que lo requerían.
En esta misma línea, la irresponsabilidad del club no tan solo pasa por un espacio físico en donde las futbolistas pudiesen prepararse, sino tampoco les brindaban, por ejemplo, la indumentaria básica necesaria. “Nuestros buzos tienen mínimo 5 años y los conseguimos con el dinero de una rifa que tuvimos que hacer; cosa de lo que nos sentimos orgullosas, pero también denigradas por parte del club. A todas las categorías les regalan su buzo“, explicitan desde el conjunto de Talca.
El 16 de marzo del 2020 la ANFP determinó la suspensión de las competencias de ligas profesionales y fútbol femenino por 14 días. Ese plazo para la Primera División femenina se extendió hasta el 31 de octubre del mismo año -fecha en que retornó la competencia-. Pero para la Primera B, es aún un misterio su duración.
Este periodo de incertidumbre ha sido abordado desigualmente por los múltiples clubes que componen la división, por una parte. Y con mucho esfuerzo algunos equipos han intentado mantener el acondicionamiento físico de sus deportistas a través de cápsulas de videos con pautas de ejercicios; como es el caso de Deportes Melipilla, o a través de entrenamientos virtuales, como ocurre con Deportes Valdivia y AC Barnechea.
Sin embargo, existen equipos que derechamente se han desentendido de sus jugadoras. “Estamos literalmente botadas. Tuvimos alrededor de tres entrenamientos el año pasado, pero vino la pandemia y hasta allí llegó el apoyo del club”, expresan desde Deportes Santa Cruz. El conjunto debía debutar en la división el 2020 y que en el actual contexto sanitario no ha recibido información ni muestra de apoyo alguna por parte del club.
Este tiempo, sin duda ha generado estragos en las competidoras que ven en el fútbol una oportunidad, existiendo una sensación generalizada de desprotección y abandono. “Como jugadora me siento con mucha incertidumbre y pena; feliz por las chicas de la Primera A que pueden jugar, pero triste porque a nosotras no nos tienen en consideración“, indica una jugadora de Deportes Valdivia.
La capitana de Deportes Melipilla también analiza este preocupante escenario y expresa la tristeza que sienten sus compañeras. “Están desmotivadas, porque ellas tienen sueños, ellas tienen objetivos, ellas quieren alcanzar metas. Son muchas las ilusiones y las expectativas que tienen todas las niñas, entonces todo se torna súper complejo“, concluye.
Es necesario enfatizar en que nos encontramos frente a una deuda pendiente con las futbolistas, por parte no sólo de los clubes, sino también desde la Asociación Nacional de Fútbol Profesional. Así también lo reconocen desde el elenco femenino de AC Barnechea. “Mientras no haya apoyo de ANFP, mientras no haya fechas o un interés claro de que sí hay campeonato, es súper difícil que el club haga algo. Tenemos donde entrenar; profesores, ganas y canchas maravillosas, pero al no haber apoyo de la ANFP, tampoco hay permisos o salvoconductos para movernos a entrenar, algo tan básico”.
Desde el cuadro de Melipilla coinciden y aseguran que, pese a contar con el apoyo del club, la institución se rige bajo las directrices de la ANFP. ¿El problema? Hasta el momento no han existido, lo que provoca que se encuentren navegando en una incertidumbre total. “Es ahí donde está el grave error, merecemos una información clara y precisa por lo cual estamos todas luchando. No puede ser que estemos más de un año paradas”.
El jueves 29 de abril se llevó a cabo el lanzamiento oficial del Campeonato Femenino de Primera División 2021 y no hubo pronunciamiento alguno desde la ANFP en torno a lo que sucedería con la B. Solo se oyó a Valeria Lucca, capitana de Audax Italiano, manifestarse. “Quiero pedir que no nos olvidemos de nuestra Sub-18 y de la Primera B, que también están esperando volver. Me imagino lo ansiosas que deben estar, y nosotras también queremos que ellas vuelvan para que el fútbol femenino siga creciendo”, expresó.
En la división de plata del fútbol chileno existen muchas preguntas y pocas respuestas. Resulta urgente que los aludidos asuman su compromiso y se hagan responsables de una categoría que no se rinde, está presente y exige su pronto -y digno- retorno a las canchas.
Foto: Magallanes Fútbol Femenino
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