Olympique Lyon vence a Roma y está en cuartos de final de UWCL
Comprometerse con el fútbol femenino es una decisión integral. No solo es pasarles camisetas, ponerlas a entrenar con anticipación o hacer que firmen contrato cuatro jugadoras. Es cumplir con estándares mínimos, incrementar los presupuestos, levantar transmisiones con alto nivel.
Qué difícil es hacer bien la pega cuando la contraparte, esa que uno necesita para poder cumplir los estándares mínimos, no responde. Muchas veces no basta la mera voluntad para trabajar bien por el fútbol femenino, porque los esfuerzos quedan en nada si la federación o los clubes no pueden siquiera igualar una vara que está abajo. Más de lo que debería.
El fixture del Campeonato Nacional 2021 se hizo oficial una semana antes de la primera fecha. ¿Las bases? Dos semanas antes. Todo se conoció con tan poca antelación que hubo clubes que debieron posponer las jornadas 1 y 2 para sumar una cantidad mínima de entrenamientos. ¿El canal que transmitirá el torneo? Se conoció un día antes de empezar la segunda fecha. Y comenzarán a transmitir recién en la Jornada 3.
Ok. No importa. Sigamos. Al menos hay información al respecto, al menos nos dan a entender que están trabajando. ¿Lo confirmaron tarde? Será. Por último es bueno que el Campeonato vaya por TV. Así que hagamos como que no importa, porque al menos tenemos bases, fixture completo y este año hay un equipo más que anunció contratos. Ah, pero momento. Eso no basta.
En la previa de la fecha 2, todos celebramos que los seis partidos programados tendrían transmisión, gracias a medios que se pondrían la camiseta, a clubes que venderían entradas para acceder a los streamings y a la voluntad de DirecTV para que las instituciones transmitieran si es que dicho partido no iba por tv.
Pero empezó el primer partido, el de Cobresal, y comenzaron las complicaciones. La preparación de los periodistas fue nula, no conocían los apellidos de las jugadoras, los confundían entre sí, se saltaban a futbolistas al leer las formaciones porque no sabían pronunciar sus nombres (sí, la jugadora “Yarssjjs” era Yaritza Molina); no mencionaron los cambios, tampoco las tarjetas amarillas, porque no tenían las alineaciones. Cuando Javiera Paillán entró, y luego hizo un gol, nadie sabía quién era. Nombraban a futbolistas como suplentes, pero estaban como titulares.
Esto sin considerar el tema audiovisual. El reglamento de requisitos mínimos de transmisión de la ANFP exige cámaras profesionales o celulares de alta gama, con trípodes para garantizar estabilidad de la imagen. ¿El problema? Claramente la estabilidad no existió. De repente el partido se veía en diagonal, y vibraba cada vez que una de las transiciones defensa-ataque eran rápidas.
En el caso del juego de Palestino, la situación fue a peor. El Clásico de Colonias ante Audax Italiano era el partido de la fecha, sin dudas, y el cuadro árabe confirmó que sería transmitido en su Facebook Live. Todo bien, uno espera quizás mucho de un equipo que ya inició el proceso de profesionalización de la rama femenina y confiábamos en que la transmisión tendría alto estándar.
Nada. Sin relatos, solo con audio ambiente. Si para uno periodista es difícil hacer su trabajo con transmisiones así, en que solo se escuchan los “dale, Coti”, “bien, Mariana”, “fuera, dale, sigue”, no quiero ni pensar cómo es para los familiares que no pueden asistir al estadio ni apoyar a su hija, hermana, sobrina, etc. O para los hinchas, muchos quienes están recién entrando al fútbol femenino, y tienen que soportar una transmisión en la que las únicas palabras respecto al partido eran las que gritaban desde las bancas. Sin conocer a sus jugadoras ni saber a quién alentar.
El problema no era solo ese, porque en canales como DirecTV uno puede optar a partidos con audio ambiente y sin escuchar el relato. Sin embargo, tampoco tenían marcador. El primer tiempo completo fue imaginándose lo que estaban haciendo y poniéndole nombre en la mente a las autoras de los goles y el minuto en que los convirtieron.
Ya en la segunda mitad apareció el resultado parcial en la parte alta. Sin tiempo. En color blanco, justo un día nublado, en que se mimetizaba con las nubes y no se notaba. Hasta que lo cambiaron a negro. Y claramente la imagen de Palestino vs Audax Italiano venía de una única cámara. No dos, como exige el reglamento de requisitos mínimos de transmisión.
No vamos a entrar a debatir sobre lo que fue el streaming del partido de Santiago Morning, quienes además cobraron una entrada de $3286 pesos para acceder al encuentro en vivo. Cabe aclarar que la calidad de imagen no era suficiente y que, nuevamente, los estabilizadores o trípodes brillaron por su ausencia. Pero no vamos a entrar a debatir al respecto.
Realmente, no estamos pidiendo mucho. De hecho, ni siquiera lo hacemos por nosotros, porque el periodista es quien tiene que adaptarse a las condiciones que haya y sacarlo adelante. Pero por respeto a las jugadoras, a sus familias, al mundo del fútbol femenino en general, lo mínimo es tener condiciones decentes de transmisión.
Universidad Católica no tiene una rama femenina profesional, pero la transmisión por la app Cruzados Más hace una semana fue correcta. Colo-Colo es de los clubes que más se la juegan por el futfem, y sus emisiones de partidos cumplen con todos los estándares. Universidad de Chile tuvo buenas intenciones con la app La U Play, y la calidad de imagen del encuentro vs Deportes Temuco era buena, a pesar de que el streaming se cayera durante todo el primer tiempo y su sistema colapsara.
Santiago Wanderers tiene convenio con un canal televisivo de Valparaíso, y aunque hace una semana su streaming se pegaba mucho, la calidad era alta. Deportes La Serena mejoró de forma drástica su nivel respecto a 2020, Everton tiene un streaming muy apto, y Deportes Puerto Montt incluso licitó con medios locales la televisación de sus partidos.
Y esto sin hablar de lo que ha hecho Fernández Vial, cuya directiva ni siquiera tiene la obligación de tener una rama femenina y tienen a jugadoras profesionales, transmisiones buenas, venden entradas y liberan el streaming para todos quienes no pudieron comprarla, y su equipo de prensa es tremendamente apto (¡gracias, Alfonso y Tamar, por todo!)
Comprometerse con el fútbol femenino es una decisión integral. No solo es pasarles camisetas, ponerlas a entrenar con anticipación o hacer que firmen contrato cuatro jugadoras. Es cumplir con estándares mínimos, incrementar los presupuestos, levantar transmisiones con alto nivel, entre otras cosas.
No es un capricho pedirles más. Sabemos que pueden más, porque lo han hecho. Pero la voluntad no basta. Sí, es increíble ver el 100% de los partidos de la fecha transmitidos, pero es una vergüenza que lo hagan solo por cumplir con el reglamento y para acallar las exigencias de los hinchas que, en redes sociales, cada semana piden ver a las jugadoras, sus partidos, y más información de la rama femenina. Y no por convicción. Y no con calidad.
Se agradece que lo hagan, aunque sea por obligación, pero subamos la vara. El fútbol femenino merece más que esto.
Foto: Comunicaciones ANFP
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