El fútbol practicado por mujeres en Chile tiene la amenaza persistente del paternalismo, que pasa por alto que la crítica es parte de un deporte tan popular y creciente. Si queremos seguir desarrollando el fútbol practicado por mujeres, es necesario que empecemos a hablar de fútbol.
Fuera de la cancha y después del partido todos somos DT. Lo hacemos con nuestro club, con la selección o con cualquier equipo que hayamos visto un domingo en la tarde. “El DT hizo los cambios muy tarde”, “no logró leer bien el partido” y así, fluyen un sin fin de análisis de fútbol con cada juego que vemos.
Todo esto suele ser muy público y sin piedad cuando se trata del fútbol de hombres. ¿Cuántos “el jugador X está muerto” o “por qué no se quedó en su casa el malo” leemos en Twitter? Miles. No pasa lo mismo cuando se trata del fútbol practicado por mujeres, es más, se tiende a hacer lo contrario.
Es bastante común leer que ellas no reciben muy poco o nada y con eso hacen mucho, lo que es cierto. Bien sabemos que la mayor parte de las jugadoras no tiene contrato de trabajo, y que no cuentan con condiciones óptimas (y en muchos casos ni siquiera básicas) para dedicarse al fútbol. Sin embargo, la conciencia respecto de esa realidad nos ha llevado a una disyuntiva, en la que pasamos por alto que las jugadoras son también deportistas, varias de ellas profesionales y de alto rendimiento.
Hoy pareciese ser que la crítica deportiva es mal vista y que ciertos comentarios no se pueden hacer en público. ¿Se imaginan decir abierta y públicamente que no me gusta cierta jugadora, que no ha rendido y que no debiera ir a los Juegos Olímpicos? Probablemente sería tildada de irrespetuosa, quizá de “poco sorora” y hasta de “anti feminista” o “anti fútbol femenino”. Existe una confusión de conceptos evidente y peligrosa.
El paternalismo que persiste en el fútbol femenino le hace mal a las jugadoras, al torneo local y al desarrollo general del fútbol practicado por mujeres. Ese discurso que reza “pobrecitas lo han pasado tan mal, mejor no les digamos nada” no construye, sino que hace retroceder. La crítica es fundamental para el desarrollo de cualquier actividad, y eso en el fútbol femenino no está sucediendo.
Es urgente hablar de fútbol: de rendimientos individuales, de aspectos tácticos, de estrategias, de fortalezas técnicas, físicas, estilo de juego y nombres propios de acuerdo a características y esquemas de juego. ¿Ustedes creen que lloverían las críticas al DT de la Roja si fuera mujer? Probablemente no, porque seguiríamos en la línea de “querer proteger a la entrenadora”.
¿Cómo crece si no le hacen crítica además de la propia?, ¿qué pasa si no tiene autocritica? Le hacemos un favor tremendo al amateurismo y a mantener la visión de que las mujeres en el fútbol estamos un peldaño más abajo que los hombres. ¿Eso queremos?
Hay tanto por decir para construir desde el respeto, porque no se trata de ataques personales ni de hacer un juicio de valor respecto de sus vidas, sino que del desempeño al interior de una cancha de fútbol. Es absolutamente válido comentar si me gustó un cruce, un cambio de banda, cómo una jugadora gana la posición, etc. También es válido comentar un error o algún aspecto deficiente de alguna jugadora, árbitra o DT durante el partido del fin de semana.
Sin ir más lejos, la nómina completa de las jugadoras que viajaron a representar a Chile en el repechaje olímpico tiene contrato de trabajo con su club actual. Son jugadoras que se pueden dedicar a entrenar y perfeccionar todos los aspectos deportivos durante su estadía en la selección y en sus clubes, es decir, son atletas que se dedican a este deporte y hoy están en condiciones de alcanzar su máximo potencial futbolístico. ¿No debo hacer públicos mis comentarios futbolísticos porque creen que son un ataque?, ¿porque es mala onda?
Ese exceso de cuidado no aporta ni levanta el fútbol practicado por mujeres, al contrario. Es hacer un cariñito que daña. No busca nada más que la aprobación popular de una fanaticada que busca cuidar a las jugadoras, pero sin comprender el costo. ¿Qué tal si profesionalizamos esto y dejamos de ser sólo porristas?, ¿qué tal si hablamos de fútbol?
Foto: Comunicaciones ANFP
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