Los cruces de play-offs del torneo de Clausura 2024 del fútbol formativo
Cofré es una de las jugadoras despedidas por Universidad Católica que acusó de irregularidades al trabajo de la subgerencia y reveló una larga lista de pellejerías que vivió en el club.
La polémica por una serie de desvinculaciones en Universidad Católica continúa. Pese a que la versión oficial del club es que todo se debe a razones deportivas, las jugadoras que salieron del club acusan otros temas. Puntualmente, que todo se debe a favoritismos y amiguismos de Helaine de Grange, subgerenta del fútbol femenino en la UC. Camila Cofré, una de las despedidas, agrandó el tema.
En su cuenta de Instagram, la defensora hizo un largo posteo relatando cómo fue su paso por el club al que llegó en 2011. Su salida se da después de 11 años, pese a que en sus principios debía pagar una mensualidad para vestir la camiseta de Las Cruzadas.
“A medida que fui creciendo me fui dando cuenta de pequeñas injusticias que cada día se hacían más notorias. Veía a mis colegas en otros clubes, cómo las cosas iban mejorando para ellas mientras nosotras seguíamos ahí, sin posibilidad de entrenar en canchas con medidas reglamentarias. No porque no existieran, pero porque nosotras no podíamos utilizarlas. Sin camarines, sin ayuda monetaria para transporte, sin posibilidad de entrar al gimnasio, sin nutricionista, sin cuerpo médico propio y un sin fin de cosas más”, comienza el relato.
Cofré acusa que varias futbolistas decidieron dejar Universidad Católica por buscar mejores opciones en la vereda del frente. “Muchas compañeras comenzaron a buscar opciones en otros clubes donde existiera mayor proyección del fútbol femenino, algo más de apoyo para poder seguir haciendo lo que en algún minuto amábamos”, agrega.
“A pesar de todo, para mí nunca fue una opción irme. En su minuto llegué a considerar cagonas a mis compañeras que se iban, por abandonar el barco y no seguir dando la pelea. Por no creer que este próximo año las cosas realmente iban a cambiar, como tantas veces nos dijeron. Y sí, las cosas comenzaron a cambiar, pero a un ritmo muy muy lento que no daba para hacerle la pelea a equipos como el Colo, el Chago y la U”, añadió Camila.
Pero, ¿qué pellejerías pasaron? “Fueron años de defender al club, creerme los cambios que se venían; agradecer cosas básicas como tener dos poleras de entrenamiento para cinco días. Y hablo solo de poleras, ya que shorts teníamos uno solo. O un container para cambiarnos de ropa, con duchas que nunca funcionaron y papel higiénico semana por medio”, destaca la jugadora.
Y si bien Cofré logró jugar por cuatro años en Estados Unidos, donde obtuvo su título como psicóloga, nunca dejó de defender a Universidad Católica. “Cada vez que venía de vacaciones a Chile me pedían integrarme a los entrenamientos de la UC, incluso muchas veces llegaba a jugar los partidos el fin de semana, dejando de lado cualquier panorama que pudiera tener con amigos o familia”, manifestó.
El caótico 2022
Según comenta Camila Cofré, en 2022 todo empeoró para las jugadoras de Católica. “Lo que se vivió este último año en la institución me parece que sobrepasó los límites. Se han visto varios reportajes donde se menciona que 15 de 22 jugadoras que se adhirieron a la huelga de funcionarios hace unos meses han sido desvinculadas del club”, comienza.
“Y es cierto, yo siendo una de las 22 que apoyó la huelga sin pensarlo dos veces. Sin embargo, los motivos de estas salidas no fueron por esto precisamente, sino por algo peor: no somos amigas de la subgerente del fútbol femenino”, indicó, apuntando directamente a Helaine de Grange.
La jugadora explica que “desde que una ex jugadora del equipo asumió el rol como subgerente del fútbol femenino, el tema se volvió insostenible por varios motivos. Diría que el más preponderante fue el favoritismo que había hacia un grupo pequeño de jugadoras, seis aprox, incluyendo a la polola de la subgerente, y las injusticias e imparcialidades que comenzaron a existir”, reveló, antes de enumerarlas.
- Había personas que no iban a entrenar en toda la semana y, lógico, después no jugaban el fin de semana. Se armaba un escándalo y se exigían dentro de la titularidad.
- Jugadoras que en vez de ir a entrenar se iban al estadio a ver los partidos de la UC o incluso a jugar partidos de liga.
- Jugadoras que menospreciaban el trabajo físico del PF o kinésico del kine, siendo incapaces de seguir sus instrucciones, y la subgerente cuestionaba a estos profesionales frente a sus supervisores.
- Regalos de auspiciadores (RedBull y Marley) para el fútbol femenino y que nunca vimos, o que vimos después de meses de insistencia.
- Jugadoras que tenían beneficios a gimnasios por fuera de la UC. Me llegaron a comentar en un par de ocasiones “buena, si vi que ahora las mujeres de la UC entrenan ahí”, cuando no, no eran las mujeres, eran las amigas nada más.
- Jugadoras que en reiteradas ocasiones fueron rostros en diferentes campañas cuando el resto del equipo nunca se enteró ni se le dieron las oportunidades.
La injusticia del 2023
Para Cofré, lo más grave es que en las desvinculaciones para 2023 dejaron fuera a jugadoras que merecían quedarse. Según ella, algunas futbolistas “se sacaron la chucha este año, se ganaron titularidades indiscutidas, capitanías, y aún así no fueron consideradas por el club ‘porque no son el perfil de jugadoras’. Cuando hay otro grupo que apenas jugó, apenas asistió a los entrenamientos y ellas sí son consideradas para la próxima temporada”, destaca.
Además, la futbolista confiesa que ella no cree que las salidas se deban a rendimiento. Esto, porque asegura que “hablé con el cuerpo técnico 2022 y a ninguno de ellos se les consultó por rendimiento de las jugadoras; ni estadísticas ni nada por el estilo para poder determinar quienes seguían en el club. Quién mejor para hablar de rendimiento que el mismo CT que nos vio todo el año”, detalla Cofré.
Según ella, “tampoco se transparentó el proceso de cómo hicieron estas definiciones; no es novedad, pero coincidentemente las más amigas siguen en la temporada 2023 y el resto para afuera o ‘a la espera de definiciones'”.
Cofré cierra su crudo relato afirmando que “entiendo y apoyo al 100% que el fútbol femenino se empiece a profesionalizar, lo que significa que los planteles sean más pequeños por temas de costos, más competitivos. Pero no puede ser a costa de lo justo, parcial y correcto, que es de lo que tanto se jacta Cruzados”, remata.
Foto: Cruzados
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