Antonio Loma-Osorio 
El talento fuera de cualquier entendimiento que ostenta Christiane Endler la tiene hoy liderando todos los registros respecto a las mejores arqueras del planeta. Y todo indica que hoy la chilena va directo a pelear por un puesto entre las más grandes de todos los tiempos.
Christiane Endler es la mejor arquera del mundo, y el planeta fútbol parece estar de acuerdo. Citando una conversación con un personaje muy entendido en la materia, justo previo a la entrega de los premios The Best 2019, “Tiane ataja dos veces más que Sari van Veenendaal, tres más que Hedvig Lindahl, cinco más que Alyssa Naeher y diez más que Lydia Williams. ¿Bouhaddi? Ni en bar de curaos”…
Pero más allá de las asombrosas cualidades de la capitana de la Selección, hay algo que la hace resaltar. Un asunto que va más allá de si ataja o no ataja, si corta bien los centros o no o si tiene buen juego con los pies. En todas esas categorías, cuando se trata de Christiane, de todas formas la respuesta es un sí estruendoso, pero para sentarse en el trono planetario hay que tener un plus. Y ese extra esencial quedó al descubierto en la eliminatoria entre el todopoderoso Olympique Lyonnais Féminin y el PSG Féminines.
Tiane es la mejor porque rompe el destino, porque quiebra el libreto a su antojo. La historia del Lyon – PSG ya estaba escrita y era la misma de las últimas cinco Champions Leagues Femeninas: las parisinas iban a luchar, harían su mejor partido, pero en un descuido milimétrico, el pentacampeón liquidaría la llave. Porque era el favorito, el imbatible, y lo haría de la manera más esperable de todas, es decir, un centro y la aparición de Wendie Renard para sentenciarlo todo; en este caso, sería con un pivoteo de la gigante de la Martinica para Melvine Malard.
¿Cómo podía PSG romper la historia? Lo único que le quedaba al elenco parisino era escudarse en la mejor del mundo. No había otra, pues solo su presencia podía borrar lo ya establecido y comenzar a pavimentar un nuevo rumbo. Y así ocurrió. Christiane sacó una mano milagrosa, indestructible, en el mismísimo último minuto de partido, para escribir una nueva historia en el torneo de clubes más importante del orbe.
El análisis profundo de la atajada hay que dejárselo a las expertas. Aquí quizás las entrenadoras de arqueras Stephanie Díaz o Bárbara Jesam puedan explicar con más ciencia y profesionalismo todo lo que Tiane hizo bien para contener el disparo de Malard. Para un observador casual, sin embargo, lo de la 1 del PSG no es nada menos que perfecto. Se plantó delante de la delantera ocupando la mayor cantidad de espacio posible, piernas flexionadas para posibilitar reacción, cada onza de músculo tensa en señal de alerta y una mano imposible para evitar la conquista.
No se trató de esa clásica jugada en que, por atarantamiento de la delantera, el balón termina estrellándose en el cuerpo o en la cara de la portera; instancia en que igual hay mérito de la guardavallas, pues el achique en el fútbol no es una ciencia dominada por cualquiera. Pero acá fue una mano. La ejecución de Malard fue casi perfecta, alejada del alcance de Christiane. Y si la chilena pudo resolverla fue exclusivamente gracias a un talento que está fuera de cualquier entendimiento.
Para cualquier mortal que hubiera puesto la mano ahí, la pelota entraba de todas maneras. Endler realizó tapadas prácticamente idénticas ante Rose Lavelle, en un amistoso internacional entre Chile y Estados Unidos en San Jose, California. Y ante Ada Hegerberg, en uno de los tantos Lyon – PSG de 2019. ¿Casualidad, entonces? No, ni cerca. Exclusivamente grandeza.
Es la mejor del mundo porque logra reescribir la historia. Luego de la clasificación del PSG, en algún lugar de las redes sociales plantearon si merecía un lugar entre las más grandes de todos los tiempos; junto a Briana Scurry, Nadine Angerer y Hope Solo… Quizás es muy temprano para plantearlo pero, por lo demostrado hasta ahora, va derecho a pelear por sus fueros.
Foto: PSG Feminines
Comentarios