Olympique Lyon vence a Roma y está en cuartos de final de UWCL
¿Qué es un nanómetro? Quizás Fernanda Pinilla, quien aparte de ser una futbolista consagrada es una extraordinaria mujer de ciencias, sea la más indicada para responder a la pregunta. Sin embargo, para ponerlo en fácil, se trata de una unidad de medida que equivale a la millonésima parte de un milímetro; es decir, la nada misma.
En el fútbol, es ese nanómetro o, en palabras simples, ese pelín, tris, poquitín, pichintún, chiquitito, la pe, lo que determina el destino final de una jugada, de un partido o de un campeonato. Momentos únicos, decisivos, en que esa millonésima parte de un milímetro fue la razón que lo cambió todo.
En Chile, hemos sucumbido en innumerables ocasiones ante la maldición del nanómetro. Recuerdo muy bien el Sudamericano Sub 20 de Santos 2015: era el primer torneo para José Letelier al mando de La Roja. Un equipo estelar, en que destacaban, entre muchas, Ámbar Soruco, Anita Gutiérrez, Sofía Hartard o Rosario Balmaceda. El partido ante Venezuela estaba “al rojo”. Minuto 75 y el 0-0 hacía pensar en que Chile sacaba un resultado vital, con miras a clasificar a segunda ronda. La delantera llanera Idalys Pérez tomó el balón, avanzó decidida, remató y gol. De verdad, Macarena Ávila estiró la pierna, como muchas veces en ese torneo, pero le faltó apenas un nanómetro para trabar a Pérez y evitar la conquista. Viendo y reviendo el partido después, la situación estaba clara: Ávila no se hubiera cortado las uñas de los pies el día antes y hubiese trancado. Chile perdió por la mínima y todo terminó.
Quizás se podría decretar el 20 de junio de 2019 como el día nacional de la maldición del nanómetro. Fue en esa fecha cuando Chile y Tailandia jugaron en Rennes por el paso a la segunda ronda de la Copa Mundial Femenina de la FIFA Francia – 2019. La Roja no la tenía fácil, pues un gol de Camerún en el quinto minuto de descuento en su partido ante Nueva Zelandia (otra vez, el nanómetro), obligaba a nuestra Selección a establecer una diferencia de tres goles para avanzar de ronda. Chile dominó y ganó el partido con autoridad por 2-0. Sin embargo, quedó ese gustillo amargo de los tres tiros en los postes que hubiesen cambiado el rumbo del cotejo. María José Urrutia, Rosario Balmaceda y Francisca Lara definieron sus respectivas ocasiones con fortaleza, con determinación, correctamente, pero por esa matemática tan imposible de entender los balones se estrellaron en los postes y no entraron.
Universidad de Chile remató en el cuarto lugar de la Conmebol Libertadores Femenina 2020, en la primera participación internacional de su historia. Demasiado meritorio, pues las Leonas, además, lograron unir a todo Chile en torno de su impecable desempeño. La primera vez no se olvidará jamás… Pero tan cerca, ¡Por Dios, tan cerca que estuvieron las azules de llegar a la final! Es que hicieron todo bien y si no lograron su lugar en el duelo decisivo fue, sencillamente, por esa maldición del nanómetro.
Es cierto que la percepción selectiva siempre lleva a uno a acordarse de las veces en que el nanómetro funciona en contra. En el gol de Yael Oviedo a Peñarol, por ejemplo, si el balón hubiese ido un pelín más abierto, golpeaba en el palo y se iba. O, quizás, si Carla Guerrero le entraba a la pelota un pichintún más abajo, la mandaba a las nubes y no estaríamos hablando de uno de los penales mejor ejecutados en la historia del fútbol chileno.
Pero queda esa sensación que quema las entrañas. Un poquitito más ajustada la mira. La nada misma. Si Paloma López hubiera rematado un nanómetro más hacia el centro del arco, el penal en el tiempo regular no se iba afuera y la U asestaba un golpe durísimo a Ferroviária, justo antes del descanso… Es más, en la misma definición desde los 12 pasos, el disparo de Daniela Zamora se le escabulló por debajo del cuerpo a la arquera Luciana. Entraba, no entraba, sí entra, no entra. Al final, no entró.
Es realmente un ejercicio en futilidad hablar de “que hubiera pasado si es que”. Lo sé y, como lo dice el dicho popular, “si mi abuelita tuviera ruedas, sería una bicicleta”… Pero en esta ocasión Universidad de Chile estuvo tan cerca de rozar la hazaña, que las imágenes del partido ante las brasileñas aún dan vueltas en la cabeza y serán muy difíciles de olvidar.
Las Leonas estuvieron ahí. No faltó nada. De todos modos, lo que hicieron fue colosal y llenó de orgullo a todo un país. Quedaron en la berma en el último suspiro. Lo hicieron casi todo bien, pero no pudieron ante la implacable maldición del nanómetro.
Foto: Universidad de Chile.
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