Hablemos de fútbol…

No hay nada más entretenido que hablar de fútbol con Yanara Aedo. De verdad, es una experiencia increíble, porque la Rubia es una enciclopedia andante, conoce a un sinfín de jugadoras, sabe de tácticas, técnicas y estrategias y, para más remate, es una gran conversadora, por lo que la información llega prístina al oyente.

Recuerdo muy bien una tarde en San Pedro del Pinatar, España, previo a una gira de la Selección, en que el calendario invitaba a duelos con Escocia y, luego, en Holanda, ante las Campeonas de Europa. Entre tanto tema, Yanara me comenta: “Ojo con la 8 de Escocia”… ¡Cuánta razón tenía! Kim Little era una jugadoraza, pero la temucana no sólo la conocía de nombre, como yo, sino que también le había seguido su carrera en el Arsenal inglés y en el Seattle Reign FC estadounidense.

En otra ocasión, la talentosa 10 de La Roja Femenina me comentaba sobre los secretos para “sacar del partido” a Tobin Heath: “A la Tobin hay que molestarla… Es jodida y se calienta rápido”, me contaba. Claro que ante una de las mejores delanteras del mundo, no siempre esos datitos funcionan.

Me asaltó, entonces, una interesante inquietud. Si nuestras futbolistas, al menos las seleccionadas nacionales a quienes tuve la fortuna de acceder, tienen tantos conocimientos sobre el deporte ¿por qué diablos en los medios tradicionales de comunicación nunca jamás las hacen hablar de FÚTBOL?

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Es bien fastidioso comparar el fútbol practicado por mujeres con el de varones, pero en esta ocasión, lo amerita. Escucho los programas deportivos de las dos de la tarde desde tiempos inmemoriales y el análisis futbolístico es asombrosamente profundo: incluye aspectos geométricos (“El equipo juega con un rombo en el medio”), aritméticos (“Es preferible el 4-4-2”), síquicos (“Este jugador es capaz de pensar medio segundo antes que el resto”) y hasta biológico – genéticos (“Ese tipo de jugadas está en el ADN de este equipo”). Cuando se trata de mujeres, en cambio, de fútbol, nada. ¿Es cierto que te disfrazabas de hombre para jugar?, ¿Qué opinas de la desigualdad? ¿Sufriste mucho?

Recuerdo siempre la primera entrevista grande que le hicieron a Christiane Endler, luego de ser fichada por el PSG Féminines. En un “prestigioso” medio nacional, la mitad de la nota era para preguntarle si es que había conocido a Neymar JR. y la otra para saber cómo se llevaba con Claudio Bravo. Sobre enfrentar a las mejores delanteras del mundo, sobre brillar en el primer mundo del fútbol, sobre su asombrosa carrera internacional y sobre estar encaminada a ser una de las mejores del orbe, ¡las pinzas!

Sé, lo tengo claro: La Increíble y Triste Historia de la Cándida Eréndira y su Abuela Desalmada vende y como la tarea de averiguar quiénes son estas mujeres tan talentosas y con tantos conocimientos a algunos les provoca una supina flojera, es más fácil inclinarse por “la historia humana”.

He escuchado y leído 54 veces que Camila Sáez viajaba todos los días desde El Melón a Santiago para entrenar por Colo Colo, mientras en la noche estudiaba ingeniería comercial. Admirable, sin dudas, pero y si, para variar un poco, le preguntamos si se siente más cómoda jugando como central o como lateral por la izquierda o si nos cuenta su experiencia de haber marcado a gigantes del fútbol mundial (Asisat Oshoala, Lieke Martens, Christen Press y un etcétera casi infinito). La extraordinaria defensora chilena no está consolidada en Europa porque estudiaba ingeniería en las noches, sino porque es una futbolista de primerísimo nivel y con toneladas de conocimientos para compartir.

Da gusto como se ha ido avanzando en el tema. Es un deleite, por ejemplo, escuchar los relatos de Coco Stadella o de Rocío Ayala, el reporteo de Vale Nazar o los aportes siempre interesantes de Magda López, solo por nombrar algunas, quienes en su cobertura del fútbol jugado por mujeres han hecho de la investigación y del comentario futbolístico algo obligatorio.

Entiendo que es un proceso. Quizás los medios y periodistas “tradicionales” aún deben pegarse ese salto de entender a la futbolista como lo que es justamente: una deportista de elite. La invitación queda abierta: pregúntenles de fútbol, háblenles de fútbol, respiren junto a ellas el fútbol. Se sorprenderán.