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Los ocho equipos que clasificaron a cuartos de final de la Copa Libertadores Femenina 2020 vienen de cuatro países. Todos ellos están en el estado más avanzado de la profesionalización en el continente.
Terminó la fase de grupos de la Copa Libertadores Femenina 2020 y los equipos que se clasificaron a los cuartos de final no causaron mayor sorpresa. Dos brasileños, dos chilenos, dos argentinos y dos colombianos. ¿Quiénes quedaron fuera? Paraguay, Uruguay, Perú, Venezuela, Ecuador y Bolivia.
No es que extrañe mucho, más aún teniendo en cuenta que el representante boliviano es un equipo totalmente amateur que no está afiliado a la Federación Boliviana de Fútbol. O que el equipo ecuatoriano viajó solo con 16 futbolistas a Argentina, muchas de ellas juveniles, porque no tenían más para completar el plantel. O el club venezolano, que viajaría por tierra cuatro días para llegar a la concentración en Buenos Aires, hasta que consiguió coordinar los vuelos para viajar en menos tiempo y con mayor comodidad, pagado por Conmebol.
El fútbol en Sudamérica no es profesional. No hay país alguno que esté en el máximo estado de profesionalización, comparados con Australia o Europa y Norteamérica en general. Sin embargo, son cuatro los países que están avanzando hacia ese estado de forma más concreta. ¿Adivinan los nombres? Es evidente: Brasil, Argentina, Colombia y Chile. En ese orden.
Claro. Sí. Ninguno de esos cuatro países tiene torneos completamente profesionales, pero dejan en evidencia que las condiciones de sus ligas son las suficientes para que sus clubes puedan rendir en el Campeonato Nacional y avanzar a la ronda final de la Copa Libertadores. Quizás, salvo el Brasileirão.
Los ocho equipos clasificados a cuartos de final del torneo (Ferroviária, Corinthians, Santiago Morning, Universidad de Chile, América de Cali, Independiente de Santa Fe, Boca Juniors y River Plate) tienen contratos para la mayoría de las jugadoras de su plantel, o al menos les entregan un aporte monetario. Es más, dos de los tres clubes que estuvieron cerca de avanzar a segunda fase (Libertad-Limpeño y Avaí-Kindermann) cumplen también con dichas características.
Y aunque los contratos en sí mismos no son una solución automática, sí son una garantía de que las jugadoras podrán dedicarse casi en exclusividad a ser atletas de alto rendimiento. Que no tendrán que dividir su tiempo entre los entrenamientos, el trabajo, los estudios, el otro trabajo y la familia.
Revisemos el estado de profesionalización de cada liga para dejar aún más en claro el punto:
Argentina
En Argentina, post covid-19, el torneo regresó en noviembre de 2020 y está programado su retorno para abril de 2021. La liga es considerada profesional, ya que desde principios de 2020 que exigen tener contratos y ciertas condiciones dentro de los equipos. En 2021 se exigirá que, como mínimo, 12 jugadoras estén contratadas por sus respectivos clubes y reciban sueldos acorde.
En el caso de Boca Juniors y River Plate, ambos son considerados “una isla” dentro del fútbol femenino argentino. Todas las jugadoras de sus respectivos primeros equipos tienen contrato profesional, en su mayoría reciben sueldos más altos que la media. Son de los clubes que más invierten en las mujeres futbolistas, aunque también hay que tener en cuenta a Racing Club.
Brasil
El fútbol femenino en Brasil, a pesar del estado de élite de su selección, es semiprofesional. Todos los clubes pagan sueldo a todas sus jugadoras, dineros que surgen de la CBF y de las directivas, pero la mayoría tiene pocos contratos de trabajo. Su liga se suspendió entre marzo y septiembre, mes en que regresó el Brasileirão Feminino 2020.
Ferroviária fue pionero en la profesionalización del futfem en el país: al menos el 50% de las jugadoras de su plantel tienen contratos, aunque todas reciben un sueldo. Corinthians, en tanto, tiene al plantel en su totalidad con contratos profesionales. Ambos son de los clubes que pagan salarios más altos a las futbolistas en el Brasileirão, y también son llamados “ultraprofesionales”.
Bolivia
Apenas en diciembre de 2020 confirmaron la creación de la Asociación Nacional de Fútbol Femenino de Bolivia, pero su liga y su futfem no son profesionales, no hay contratos ni condiciones. Todos los clubes compiten en ligas regionales -una por cada uno de los 9 departamentos- durante todo el año y en diciembre cada campeón se enfrenta en la Copa Simón Bolívar, donde hay 9 clasificados más uno o dos invitados.
Deportivo Trópico, el club que se clasificó a la Copa Libertadores 2020, es uno completamente amateur, aunque hoy diga presente en Conmebol. No está afiliado a la FBF y no compite en la Asociación de Cochabamba, sino que juega en la liga de la Provincia del Chapare. Si ejercieron de locales en la Copa Simón Bolívar es porque su clasificación al certamen se dio tras el ofrecimiento de sede, alimentación y condiciones básicas al resto de clubes.

Chile
La liga chilena se encuentra en un estado de semiprofesionalización. En su mayoría, está bajo el nivel de Argentina, pero sus condiciones en general son mejores que las de Colombia o Ecuador, por ejemplo. El torneo volvió después del parón por covid-19, el Campeonato Nacional se disputa todo el año y muchos clubes entregan aportes monetarios a las futbolistas. Solo 4 equipos están hoy en el camino de ser profesionales, con contratos y sueldos de verdad.
Santiago Morning inició la ruta profesional en Chile. Hoy la mayoría de sus jugadoras ostentan contratos y sueldos más altos que el mínimo, mientras que las futbolistas no-profesionales reciben aportes monetarios. Universidad de Chile, por su parte, tiene alrededor de 10 contratos en la plantilla, pero todas las jugadoras perciben dinero mensualmente. Es uno de los clubes que más invierte en su rama femenina en el país.
Colombia
Aunque la liga colombiana fue la primera profesional “en serio” en el continente, en la práctica el impulso inicial fue decayendo. En 2017 se fundó una liga anual, con mayor presupuesto y con contratos y sueldos para todas para darle fortaleza a la profesionalización, pero la falta de auspicios terminó por eliminar rápidamente ese sistema. En la actualidad, la liga colombiana dura dos meses (en 2021 se jugará entre julio y septiembre), pero siguen teniendo sueldos para todas.
América de Cali e Independiente de Santa Fe fueron dos de los tres clubes (junto a Atlético Nacional) que mantuvieron contratadas a sus jugadoras durante los nueve meses de pandemia sin fútbol en Colombia, según reveló la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales. El resto de equipos solamente pagaron salarios durante los dos meses en que duró la Liga 2020, entre octubre y diciembre. Aunque hoy se exigen solamente cinco contratos por club como mínimo, hay unos que sí cumplen y otros que no.

Ecuador
En el papel, su liga es profesional desde 2019. La exigencia de la Federación Ecuatoriana de Fútbol es que cinco jugadoras de cada plantel tengan “roles de pago”. ¿El resto? No están obligados a pagarles sueldo. No tienen un salario mínimo establecido y la liga, durante 2020, se jugó entre septiembre y diciembre, con flexibilidad de participación por la pandemia.
El Nacional viajó a Argentina con solamente 16 futbolistas en su nómina para el certamen continental. El equipo perdió a siete jugadoras (cuatro de ellas titulares) y a parte del cuerpo técnico, ya que la directiva no quiso renovarles. La presidenta del club, Lucía Vallecilla, reveló que las cuatro ausentes, menores de edad… ¡fue por falta de autorización de sus padres!
Paraguay
En teoría, Paraguay inició un proceso de profesionalización en 2020 y todos los equipos deben tener, mínimo, tres contratos de trabajo en 2021. La idea es que en 2026 cada club tenga al 100% de sus jugadoras contratadas y con sueldos. Sin embargo, las futbolistas en tierras guaraníes no juegan desde diciembre de 2019, ya que determinaron que a causa de la pandemia no retornara su Liga durante 2020. Completarán 15 meses sin jugar.
Sol de América es un equipo amateur, sus jugadoras no reciben sueldos ni tienen contratos. Volvieron a entrenar en febrero previo a la Copa Libertadores 2020 y solamente disponen de un buen centro de entrenamientos. El caso de Libertad-Limpeño es distinto. Libertad se fusionó con Sportivo Luqueño para cumplir con la exigencia Conmebol de tener rama femenina y es uno de los pocos clubes (junto a Cerro Porteño) que tiene recursos para traer fichajes y dar aportes monetarios a todas sus jugadoras.
Perú
Una liga que no juega desde 2019 y que no otorgó permisos a sus jugadoras para entrenar en cancha no es considerada una que está en ruta a la profesionalización. Durante 2020 tuvieron preparación en enero, y luego se saltaron a diciembre y enero de 2021. Las jugadoras no cuentan con contratos, ni sueldos, ni permisos para asistir a los complejos deportivos.
En Universitario, para asistir a la Copa Libertadores Femenina 2020 con entrenamientos presenciales previos, debieron hacer una protesta. Le solicitaron a la Federación Peruana de Fútbol que las autorizara a practicar en las instalaciones de la Villa Deportiva Nacional (Videna), pero fue denegada por las condiciones sanitarias. El club cumple con alimentación, infraestructura y cuerpo médico, mas no les paga dinero. La FPF les entregó un viático por su participación en el torneo internacional, nada más.
Uruguay
Otra liga que es completamente amateur. En Uruguay el fútbol no es profesional y solamente el Club Nacional tiene contratos de trabajo, a 11 futbolistas, y planean que a fines de 2021 sea el plantel en su totalidad el que perciba un salario “acorde y suficientemente digno”. Si bien muchas jugadoras reciben viáticos mensuales, no todos son mayores al sueldo mínimo.
En el caso de Peñarol, las jugadoras solo cobran aportes monetarios para locomoción y todas tienen un trabajo alternativo al fútbol. Ninguna es profesional, ni se dedica al alto rendimiento a tiempo completo, y no hay contratos dentro del elenco Carbonero. La profesionalización del club se ve muy lejana.
Venezuela
La liga venezolana, en teoría, ya inició la profesionalización anhelada. En 2017 nació la Superliga Femenina, y los directivos le exigieron a cada club tener contratos y un sueldo mínimo para cada jugadora. Sin embargo, desde 2019 que no se juega el torneo ni se comprueba que los clubes estén pagando a las futbolistas. Se flexibilizaron las exigencias y se considera a la liga como una semi-profesional en vías de retroceso. No se sabe qué pasará con el torneo durante 2021.
Atlético SC es un equipo amateur que participó en el Torneo Invitacional Femenino 2021. Fue fundado en 2012 y también tiene ramas de voleibol y futsal, pero nunca ha competido a nivel profesional. Solamente ha estado presente en campeonatos amistosos y regionales en Venezuela.
Termina siendo evidente que, mientras más recursos se inyectan, más respuesta futbolística hay. Cuando más se acerca el club a la profesionalización completa, mayores probabilidades hay de competir. Si la Federación de Fútbol de cada país trata a las ramas femeninas de la misma forma que a los equipos masculinos, éstos tendrán oportunidades de rendir al mismo nivel en torneos locales e internacionales.
Las ligas y clubes que están más cerca de ser profesionales, a pesar de sus ripios; de permitirle a sus jugadoras vivir del deporte mediante contratos y sueldos, y que participan hoy en la Copa Libertadores Femenina 2020, son quienes han tenido mejores oportunidades en sus torneos.
Sí, es obvio: aún no están todas las condiciones que se necesitan y todavía faltan cosas por desarrollar, como la fase de formación de jugadoras, las transmisiones televisivas, los premios que recibirán las campeonas, y mucho más. Pero entre las luces y sombras en que se debate el certamen, se hace evidente que también hay partes brillantes y que responden a la inversión inicial.
Está claro: si queremos desarrollar al fútbol femenino, la profesionalización es la pregunta (¿es lo que tenemos que hacer?) y también la respuesta (sí, es lo que tenemos que hacer).
Foto: Comunicaciones Universidad de Chile
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