Comienza la venta de entradas para la final del Campeonato Femenino 2024
Fue figura indiscutida de Everton, seleccionada nacional, sus goles llevaron al equipo de Viña del Mar al mítico Bicampeonato y a las dos participaciones en Copa Libertadores. Alejada de los medios, pero no del fútbol, Valeska Arias se da el tiempo para conversar con Contragolpe sobre sus años gloriosos en el balompié chileno.
Hace 12 años, Valeska Arias vivió una de las mejores temporadas futbolísticas de su vida. Junto a Everton alzó su segunda estrella en el torneo femenino nacional, que lo convirtió en el primer equipo chileno en lograr dicha hazaña en la era ANFP.
Sus inicios, como el de muchas otras futbolistas, fue en el barrio, con niños y niñas. Su primer equipo de fútbol fue Cachorritas Cristal, en la comuna de El Bosque, donde ha vivido siempre. Aquel equipo pasó a llamarse Deportivo Cristal y Jaime Zapata fue quien la llevó hasta Atlético Viña, uno de los cuadros más destacados de los torneos ANFA.
Para la delantera no fue complicado dedicarle gran parte de su vida al deporte, proveniente de una familia muy futbolera, la menor de once hermanos siempre se sintió respaldada por su núcleo más cercano. “Mi familia para mí es todo, siempre que me han podido acompañar lo hacen. Cuando jugábamos la Libertadores se conectaban, le decían a los cabros allá que mostraran, en mi nivel futbolístico mi familia tenía mucho que ver“, reflexiona Arias.
Bajo el mando de Mario Vera, Atlético Viña del Mar se transformó en Everton para jugar el torneo que la ANFP creó el 2008. El grupo se mantuvo, habían jugadoras de Limache, de Concón, incluso de Punta Arenas.
— ¿Cómo fue el pasar a jugar un Campeonato ANFP?
— Cuando empezó el torneo actual nos tocó jugar con Ferroviarios y perdimos. Nos bajaron de la nube, porque veníamos de ganar todo con Atlético Viña en ANFA; fue un 4 a 0, pero lo bueno es que eso nos enseñó. Yo al principio iba dos veces a la semana, y después me fui a vivir a Viña. Los primeros meses viajaba dos días a entrenar y el día de partido. Cuando ya decidí irme a Viña entrenábamos mañana y tarde. A mí me pagaban, me dedicaba 100% a jugar.
— ¿Qué recuerdas de ese primer título?
— El final de campeonato fue peleando punto a punto con la U, además peleábamos en goleadora. Yo el primer año pasaba expulsada porque éramos de barrio, nos cobraban algo, reclamábamos y nos expulsaban. Pero después yo veía a mis compañeras jugar y quería estar ahí. Claro, cometía errores, hasta que me empecé a calmar y pude terminar jugando ese primer año. Fue bonito, una bonita experiencia, terminar un punto arriba del equipo de mis amores, pero en versión femenina. Yo everforé everforé no más.
Para nadie es desconocido que Valeska Arias es fanática de Universidad de Chile, pero su profesionalismo siempre fue primero. Y aunque tuvo diversas ofertas de otros equipos, la única camiseta que vistió fue la de su querido Everton, donde muchos y muchas la reconocen como ídola.
— ¿Y nunca quisiste jugar en la U?
— En mis inicios, cuando empezamos a con Atlético y ANFP iba a tomar el fútbol femenino, llegaron a la puerta de mi casa a buscarme de la U. Me acuerdo que fue Isabel Berríos, pero yo estaba bien donde estaba, o sea dentro de. En esos años a mí igual me pagaban por jugar en Atlético. Preferí en ese tiempo joven quedarme donde estaba cómoda, había un buen grupo, buenas compañeras y deseché la oportunidad de jugar en la U.
— ¿Cómo era el apoyo de Everton con ustedes?
— En el 2008 a nosotros el club igual, entre comillas, nos dio un poco de apoyo, porque por ejemplo el 70% de la plata que llegaban a las jugadoras eran de Mario Vera. El club daba un porcentaje, pero había que dividirlo entre todas. No sé si será injusto, pero no todas ganábamos lo mismo. Yo me acuerdo que cuando me fui a vivir a Viña el primer año me quedaba en el departamento con Mario, para poder entrenar mañana y tarde. Ya el segundo año me acuerdo que la mamá de Mario nos pasó su parcela para vivir y andábamos así. Mario nos iba a buscar a la parcela para entrenar, después nos iba a dejar a la parcela, nos daba para comer, todo salía de su bolsillo. Por eso en cancha nosotras le agradecíamos.
Mario Vera, entrenador de Everton en aquellos años, fue acusado de malos tratos hacia sus futbolistas a través de un reportaje publicado por Ciper. En esta investigación se revelan abusos desde gritos en los camarines, insultos y comentarios homofóbicos hasta zamarrear a una jugadora menor de edad.
— ¿Qué te parecen las denuncias hacia el DT?
— Lo que pasa es que cuando nosotras recién empezamos Mario era igual. A nosotras nos decía, igual la palabra es como fuerte, “tienen que romperse el culo por ganar si quieren ser alguien en la vida”. A mí y al resto del equipo nunca nos afectaron esas palabras, porque si nos hubiesen afectado a lo mejor no estaría hablando hoy del bicampeonato que tuvo Everton. Mario nos exigía con palabras fuertes, pero nunca tuvimos un maltrato, ni que nos tocara o golpeara. Palabras fuertes sí, pero porque él es competitivo a morir. Como nosotras salimos del barrio, y quizás estas niñas venían de escuelas, es diferente. Si eres de barrio tienes otro carácter.
— ¿Cómo eran las condiciones de ustedes en ese tiempo?
— Entrenábamos en el complejo de Everton y ahí también jugábamos los partidos. Pero no era como es ahora, por ejemplo el que cuidaba las canchas se enojaba porque era muy tarde y nos apagaba la luz. Los papás que nos iban a ver nos alumbraban con los focos de los autos; de repente llovía y nosotras jugábamos todas embarradas, no había agua caliente. No, si pasamos muchas cosas, por eso a la larga cuando uno lo cuenta se emociona; recuerdo todo lo que pasamos para poder ganar esos dos campeonatos y participar de la Copa Libertadores, es gratificante poder decirlo.
— ¿Alguna anécdota del primer título?
— Todo era cábala para nosotras. Antes de los partidos nos juntábamos Catalina Diaz, Carol Diaz, Jannette Aguirre y yo, y nuestra cábala era que nos llevaran a las 4 por mil pesos a la cancha. Nosotras no pagábamos pasaje completo y como ya nos conocían, el Caco me acuerdo que era el que llevaba todas las noticias del equipo, se encargaba de ponernos en el diario que jugábamos la final. Ya la gente de la micro nos conocía, le decíamos al tío de la micro “tío nos lleva por mil” y decía: “suban no más chiquillas, si ustedes son las futbolistas”. Y así pasó en el último partido rumbo al Antiguo Lucio Fariña, solo que con una cámara atrás siguiéndonos.
La cobertura que tuvo aquel equipo en esos años fue alta, los medios de comunicación locales de la región se encargaron de darle espacio a Everton, lo que significó que las jugadoras fueran reconocidas. En la calle les pedían fotos y autógrafos, e incluso en un momento se volvió complicado para ellas salir.
— ¿Cómo se vivió el Bicampeonato?
— Nosotras ya nos sentíamos más profesionales, entrenábamos en la mañana, volvíamos, almorzábamos y a las 5 teníamos que estar para el segundo entrenamiento. A las 9 o 10 de la noche recién íbamos camino para la casa, así que era todo más fuerte. El primer año fue empezar a profesionalizar y el segundo ya era tomarlo como profesionales.
La experiencia de la primera Copa Libertadores fue algo totalmente nuevo para ellas, viajar con el equipo, quedarse en un hotel, estar en otro país representando a Chile, entrar a la cancha y cantar el himno. “Salimos cuartas, llegó el presidente Antonio Bloise y nos mandó flores, nos hizo regalos. No logramos el objetivo pero nos llevó igual a un restaurant no a celebrar un cuarto lugar, pero como agradecimiento de haber sido el primer equipo femenino chileno en jugar una Libertadores”, recuerda Valeska con orgullo y emoción.
— La segunda Libertadores casi fue de ustedes…
— Yo me acuerdo que estuve a punto de no ir porque estaba lesionada. Mario me decía “Vale, tú con tu presencia asustai al rival, tú en la banca haces más”. Yo fui lesionada, contra Santos no jugué pero ya estábamos clasificadas a la semifinal. Mario me decía que no me quería arriesgar, que no importaba perder ese partido, que me necesitaba al 100 para después, y no entrar fue la mejor decisión. Cuando volvimos a Viña, la alcaldesa, Virginia Reginato, recibió a mis compañeras y les hicieron un pequeño homenaje en el Estadio, yo me quedé en Santiago porque quería pasar tiempo con mi familia.
— ¿Quienes son las personas que más la marcaron en el fútbol?
— Mi familia, que para mí es todo. Mario Vera, el profe Jaime Zapata y también Claudio Quintiliani. A él lo valoro mucho, me invitaba a los Nacionales con el Chago. Cuando estaba en Atlético Viña él me conoció y como era Campeón de ANFA con Santiago Morning me llevaba para jugar los Nacionales, pasaba semanas con ellas.
Cuando le preguntan ¿cómo describiría su relación con Everton Femenino? Valeska toma aire y responde: “Everton Femenino para mí ha sido mi amor, mi grandeza como futbolista, es mi pasión, mi todo. Estoy agradecida por todo lo que me dieron”. Hoy recuerda los momentos buenos y los malos los descarta aunque asegura que le sirvieron para crecer.
Entre los hitos de la histórica 15 de Everton están: Campeonato 2008 y 2009 ANFP, participación en Copa Libertadores 2009 y 2010. Tercera goleadora del Campeonato ANFP 2008 con 37 goles, detrás de Nathalie Quezada (40) y de María José Rojas (63). Goleadora del Campeonato ANFP 2009 con 68 goles. Goleadora del Campeonato ANFP Apertura 2011 con 67 goles. Y tercera goleadora de la Copa Libertadores Femenina 2009 con 7 goles, tras Marta (Brasil) con 8 goles y de Cristiane (Brasil) con 15 goles. Aunque ya no juega profesionalmente, Arias sigue siendo la goleadora histórica de Chile en Copa Libertadores con 13 anotaciones.
Actualmente Valeska Arias tiene 38 años, trabaja y juega fútbol todos los domingos en un equipo de Calera de Tango (ANFA). Aunque tuvo un segundo paso por Everton el 2019 las cosas no fueron iguales; los años dorados del cuadro viñamarino quedaron en el pasado, pero el legado de Arias espera que no sea olvidado.
Foto: Archivo
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